viernes, 9 de octubre de 2020

La Península Ibérica en la Edad Media: Los Reinos Cristianos

 La Península Ibérica en la Edad Media: Los primeros núcleos de resistencia cristiana:

Los musulmanes no prestaron demasiada atención a los territorios montañosos del norte. Allí se refugió la población que huía de la invasión islámica y se formaron los núcleos de resistencia frente al invasor y de reconquista posterior.

a) El reino de Asturias: surgió pocos años después de la invasión musulmana. En Covadonga tenemos noticia de la primera victoria cristiana y de un primer rey cristiano, don Pelayo. Se formaba el reino de Asturias y fijaba la capital den Cangas de Onís, que aprovechando la escasa presencia musulmana se expansionará hacia Galicia, Cantabria y Vizcaya. A finales del siglo VIII, Alfonso II fijaba la capital en Oviedo.

b) El reino de Pamplona: en la zona oriental pirenaica, Pamplona se rebelará contra el emir de Córdoba a finales del siglo VIII. La familia Arista iniciará la consolidación del reino estableciendo alianzas con el reino de Asturias y con los condados pirenaicos cristianos; con el rey Sancho Garcés I iniciará la expansión hacia el sur.

c) En los altos valles de los ríos del centro del Pirineo, aparecerán los condados de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza, gobernados por nobles que intentarán mantenerse independientes frente al fuerte poder tanto de los musulmanes del sur como de los francos del norte -Imperio Carolingio-.

d) Condados catalanes: en el Pirineo oriental, los condados catalanes estuvieron inicialmente en manos del Imperio Carolingio, habiéndose adueñado de Gerona y Barcelona; pero desde el 878 la iniciativa la tomó el condado de Barcelona que con Wifredo I fueron buscando la independencia de los francos.


 Principales etapas de la reconquista:

Desde los núcleos de resistencia, y a lo largo de casi ochocientos años, los cristianos irán recuperando los territorios  en la denominada reconquista. Con tres etapas:


1) Primera fase: Del siglo VIII a mediados del XI:

Los reinos cristianos se van consolidando, pero siempre en situación de inferioridad respecto a los musulmanes. 

Asturias aprovecha la escasa presencia musulmana en el valle del Duero para alcanzar el río y se llegan a ocupar ciudades como Burgos, Zamora y Oporto. Se traslada la capital a León, convirtiéndose ahora en el reino de León.

En el reino de Pamplona, Sancho Garcés I lleva el territorio navarro hasta el Ebro. Con Sancho Garcés III (Sancho el Mayor, 1004-1035), Navarra conseguía los territorios del condado de Castilla, además de los condados de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza. Se convertía en el reino cristiano más poderoso al comienzo del siglo XI.


2) Segunda fase: de mediados del siglo XI a mediados del XII

Fue una etapa ya de superioridad cristiana frente a los musulmanes. 

En Navarra, muere Sancho el Mayor en 1035 y reparte el territorio entre sus hijos: el reino de Navarra para García; Castilla para Fernando; Aragón para Ramiro y Sobrarbe y Ribagorza para Gonzalo. 

En Castilla, Fernando se convertía en Rey de León y Castilla y el territorio navarro occidental pasará al área de influencia castellana. Con Alfonso VI la frontera cristiana se lleva al Tajo, conquistando Toledo en el 1085 y quedando abierta la conquista a la submeseta sur.

Portugal: Alfonso Enríquez, se convertía en Rey del condado de Portugal (1139), que se extendía ahora del Miño a Lisboa.

La Corona de Aragón: desde la capital, en Jaca, Aragón inició su expansión anexionándose el sector oriental de Navarra, así como el prepirineo. En 1118 Alfonso I el Batallador tomaba la importante ciudad de Zaragoza, quedando abierto el camino hacia el Mediterráneo a través del valle del Ebro. A la muerte del Batallador Navarra aprovechó para separarse de Aragón y el hermano del Batallador, Ramiro II el Monje, le sucedía. Su hija Petronila se casaba con el conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV. Aragón y Cataluña quedaban unidos en la Corona de Aragón.


3) Tercera fase: de mediados del siglo XII al XIII

A mediados del siglo XII los almohades amenazaban el territorio cristiano y para frenarlos Alfonso VIII de Castilla preparará un ejército con participación de aragoneses y navarros y vencerán a los almohades en las Navas de Tolosa (1212). La reconquista se abría en los valles del Guadiana yGuadalquivir.

Castilla: con Alfonso IX se conquista Extremadura (Mérida, Cáceres y Badajoz); con Fernando III, rey ya de Castilla y León a partir de 1230, el valle del Guadalquivir (Jaén, Córdoba y Sevilla); con Alfonso X se llega a Cádiz y Huelva por el oeste y a Murcia por el este. Por el tratado del Almizra (1244)se fijaba con Aragón la frontera oriental de Castilla (en Murcia); y por el tratado de Coimbra la frontera occidental con Portugal (en la línea del Guadiana).

Corona de Aragón: en estos siglos destacó la reconquista de Jaime I el Conquistador (Castellón, Valencia, Denia, Alicante y Baleares), quedando abierta la expansión aragonesa hacia el Mediterráneo y la castellana hacia el Atlántico.

En el siglo XIII quedaba por reconquistar el reino de Granada, que se haría a finales del siglo XV por los Reyes Católicos, quedando el territorio incorporado a Castilla.


La Península Ibérica en la Edad Media: modelos de repoblación y organización social

Tras la ocupación militar de un territorio musulmán, era necesario atraer población para afianzar las conquistas. Los sistemas de repoblación  variaron según las áreas reconquistadas:

1.- Repoblación por presura (siglos VIII al X): se aplicó a las tierras muy despobladas al norte del Duero y a los piedemontes pirenaicos. La presura consistía en la ocupación de la tierra, su puesta en cultivo durante algunos años y pasaba a ser propiedad del agricultor. Así se fueron formando aldeas, formadas por pequeños campesinos libres. 

2.- Repoblación concejil (siglos XI y XII): se efectuó en tierras mucho más pobladas situadas entre el Duero y los Montes de Toledo, y en el valle del Ebro. El territorio se dividía en concejos regidos por una ciudad villa. El rey les otorgaba  una carta puebla ( normas que regulaban la vida en la villa), o una carta de franquicia que daba ciertos privilegios y libertades a sus colonos, además de tierras de cultivo a los campesinos.

3.- Repoblación por órdenes militares: las órdenes militares eran instituciones formadas por monjes-soldado que ayudaron en la reconquista peninsular (Santiago, Calatrava, Alcántara. Durante la primera mitad del siglo XIII, sobre todo en La Mancha, Extremadura y el Maestrazgo, el rey les concedió grande latifundios o encomiendas.

4.- Repoblación por repartimientos (2ª mitad del siglo XIII): se dio en el valle del Guadalquivir y Levante. Las tierras se dividieron en lotes o donadíos, cuyo tamaño dependía de a quién se entregaba según su participación en la reconquista. El resultado fue la formación de grandes latifundios en manos de la Iglesia, nobles y órdenes militares.


Organización social de los reinos cristianos:

La sociedad medieval tiene una estructura tripartita formada por tres estamentos: clero, nobleza y estado llano. Era una división rígida y la posibilidad de ascender o descender en la escala social era muy escasa.

Estamentos privilegiados: nobleza y clero. El noble accedía por nacimiento y haber recibido un título nobiliario del rey. Su misión era la de defender la comunidad (bellatores). El clero se ocupaba de velar por la salvación de las almas (oratores) Ambos gozaban de notables privilegios, aunque también había una jerarquía de distinta importancia:

- Podían tener señoríos: eran territorios concedidos por el rey como pago por algún servicio prestado (señoríos territoriales y señoríos jurisdiccionales). 

- Tenían Tribunales de justicia propios. 

- No pagaban impuestos

El Estado llano, era el estamento no privilegiado, formado por la mayoría de la población y con la misión de trabajar (laboratores). Entre ellos había diferencias por su actividad económica que poco a poco se tradujo en grandes diferencias de riqueza: campesinos (la mayor parte de la población), artesanos y comerciantes (estos últimos sobre todo en las ciudades).


 La Península Ibérica en la Edad Media: una cultura plural (cristianos, musulmanes y judíos)

Pluralismo cultural en el rasgo más sobresaliente de la cultura en la Península Ibérica durante la Edad Media. Esto se debe a la existencia en los reinos cristianos de mudéjares (musulmanes), mozárabes (cristianos) y judíos. Por tanto, se dio un auténtico intercambio de conocimiento entre los tres grupos religiosos.

En la Europa cristiana medieval, la Iglesia asumió el papel de conservar y transmitir la cultura. Y es que, fuera del clero, sólo algunos nobles y altos funcionarios sabían leer y escribir. Así pues, hasta el siglo XI, los únicos centros de instrucción elemental eran las escuelas monacales, que enseñaban a los niños que en el futuro serían monjes. A partir del siglo XII, inicio de la Baja Edad Media, hay un renacimiento de la economía y la vida urbana. Surgen las catedrales y las escuelas catedralicias y se imparte una instrucción también elemental a los hijos de la nobleza, de la burguesía y al propio clero. Aquí se enseñaba Teología y Artes Liberales (estas últimas divididas en Trivium –Gramática, Retórica y Dialéctica- y Qudrivium -Aritmética, Geometría, Música y Astronomía-).

En el siglo XIII aparecen las universidades, normalmente fundaciones del rey, aunque requerían la autorización del Papa. Constaban de las facultades de Derecho, Filosofía y, menos frecuente, Medicina. La primera universidad en territorio cristiano fue la de Palencia, a la que siguieron otras como Salamanca, Valladolid, Lérida y Lisboa (todas del siglo XIII). 


Colaboración intelectual entre cristianos, musulmanes y judíos:

A medida que se reconquistaban las principales ciudades a los musulmanes, iban creándose centros de traducción del árabe. En el siglo XII ya había centros importantes en valle del Ebro (Nájera, Tarazona, Tudela, Zaragoza) junto a otros como Barcelona y, sobre todo, Toledo, que en el siglo XIII adquirió gran prestigio con el mecenazgo el rey Alfonso X el Sabio (1252-1284). Además se apoyaron las lenguas vulgares (castellano y gallego). Los textos árabes traducidos, difundieron por occidente el Pensamiento griego (Euclides, Aristóteles, Ptolomeo), así como las aportaciones científicas y filosóficas de sabios musulmanes como Averroes o Avempace o de judíos como Maimónides.


El Camino de Santiago: contacto con Europa:

Según la tradición y algunas fuentes, después de que el apóstol Santiago predicara en España, tras su muerte en Jerusalén, sus seguidores llevaron su cuerpo a las costas de Galicia donde lo enterraron. Ya en la primera mitad del siglo IX, según “prodigios celestes” (un campo de estrellas –campus stellae-) se indicó donde estaba el emplazamiento de la tumba. Alfonso II, rey de León, mandó construir una iglesia en el lugar. La afluencia de peregrinos para visitar la tumba del apóstol que penetraban por el Camino de Santiago o Camino Francés, fue en aumento. Distintas rutas llegaban desde Europa a Francia y, desde allí, por diferentes caminos, confluían en los pirineos aragoneses (Somport), navarros (Roncesvalles) y en el País Vasco (Irún). Estos caminos, desde Aragón, Navarra, La Rioja y el País Vasco, atravesaban Castilla y León hasta llegar a Santiago de Compostela. Por este camino penetró y se intercambió la cultura peninsular con la de Europa, llegando formas culturales y artísticas tan trascendentes como el Románico (en el siglo XI, gracias a la labor de la orden francesa de Cluny) y el Gótico (en el siglo XII, por la orden del Císter)


 LOS REINOS CRISTIANOS EN LA EDAD MEDIA: MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS

En la Edad Media nacieron en Europa  dos grandes estilos artísticos que tuvieron su reflejo en España. El románico centrado en  la Alta Edad Media, siglos XI y XII y el gótico, en la Baja Edad Media correspondiendo a los siglos XIII, XIV y XV.

El románico fue  la manifestación artística de la sociedad feudal. Es un arte monástico y aristocrático, por lo que abundan monasterios y castillos, si bien la culminación se alcanzó con las iglesias y catedrales. Fue un arte eminentemente religioso pues la Iglesia ejercía un dominio total sobre la sociedad debido a varias causas. El terror del año mil, que coincide con un período de calamidades, hambres y enfermedades, provoca el nacimiento de expresiones colectivas de fe. 

 Las peregrinaciones a ciudades santas como Jerusalén, Roma y Santiago de Compostela son vías de propagación de las mismas ideas y expresiones culturales. Las órdenes monásticas, especialmente la orden benedictina de Cluny,  impulsan este movimiento y lo propagan por toda Europa. 

La arquitectura eclesiástica es la expresión más completa del arte románico. Las artes plásticas, escultura y pintura, quedan supeditadas a la arquitectura y ayudan a crear el ambiente sobrecogedor de las iglesias románicas. 

De aspecto sólido y severo, presentan planta basilical o de cruz y destaca singularmente la catedral de Santiago de Compostela, culminación del Camino de Santiago, y otras iglesias como la catedral de Jaca, San Isidoro de León o San Martín de Frómista en Palencia.

El gótico es también un estilo internacional que va a desarrollarse en la Europa Occidental  a partir de mediados del s. XII y se prolonga hasta el s. XV.  El nacimiento del arte gótico no es sólo la consecuencia del desarrollo de nuevas técnicas, sino que responde a las necesidades de una nueva sociedad, de una nueva concepción de la vida, en la que incide sobre todo el renacimiento comercial y la importancia de las ciudades. Por otro lado, la Escolástica, cuyo máximo representante será Santo Tomás de Aquino, intenta compaginar la fe con la razón.  

San Francisco de Asís, al alabar la naturaleza, presenta una nueva visión del hombre percibido como una  maravillosa creación de Dios.  En arte, el realismo basado en la observación y el cálculo se imponen sobre el simbolismo románico

Aunque la catedral es el exponente más completo de la arquitectura gótica, la arquitectura civil empieza a adquirir mayor importancia. Las artes plásticas que surgen a partir de las necesidades de la arquitectura empiezan también a ocupar un papel cada vez más importante hasta independizarse de ella. Aprovechando los avances técnicos, se crea un lenguaje altamente expresivo. 

La catedral gótica se caracteriza por su verticalidad, altura, y  luminosidad. El uso del arco apuntado y la bóveda de crucería logran un sistema constructivo que permite aligerar los muros y sustituirlos por ventanales cubiertos con vidrieras. Ejemplos en España  representativos son las catedrales de Burgos, León, Toledo en Castilla, y en la Corona de Aragón, Santa María del Mar en Barcelona y la catedral de Palma de Mallorca.


Especial Selectividad - Arte Mozárabe

 1 Contexto histórico   

La rápida expansión del Islam por el territorio peninsular fue facilitada por la debilidad de las comunidades hispanovisigodas y por una política de pactos que los musulmanes hacían con los jefes locales. Todo ello permitió la veloz ocupación conseguida por los ejércitos musulmanes que en tan poco tiempo habían alcanzado las tierras francesas, donde fueron finalmente frenados por los francos en la batalla de Tours y Poitiers (732). 

    Pero esta conquista no supuso la aniquilación de la población hispanovisigoda, aunque sí produjo, obviamente, un proceso de islamización. Aún así, los grupos que, pagando más impuestos, deseaban seguir siendo cristianos en territorio islámico, pudieron hacerlo, pasando a llamarse mozárabes. Estos grupos mantuvieron una estrecha relación con los nuevos ocupantes lo que se manifestará en sus formas artísticas. 

Pero no sólo son mozárabes los cristianos que viven bajo dominio musulmán sino aquellos que tras muchos años de vivir en Al-Ándalus emigran hacia territorios cristianos bien por algunas persecuciones religiosas que se dieron en épocas de integrismo islámico o bien atraídos por las “cartas puebla” de repoblación realizadas por algunos reyes cristianos. Así se explica la dispersión de los monumentos mozárabes: Valle del Duero y del Ebro, Cataluña, Andalucía, etc. Tampoco va a ser igual el arte mozárabe realizado en territorio islámico y el de repoblación, aunque ambos tienen pervivencias visigóticas mezcladas con influencias árabes.

Obras destacables del Arte Mozárabe


2 La arquitectura mozárabe

A la dispersión de los monumentos mozárabes hay que añadir su falta de unidad artística aunque sí existen algunas características generales: utilizarán el arco de herradura, más cerrado que el visigodo, tendiendo más al alargamiento de ½ del radio que es la medida utilizada por los musulmanes que a los 2/5 utilizados por los visigodos. Este arco se enmarca en un alfiz como en el arte musulmán. Utilizan también la bóveda de nervios de tipo califal y la gallonada. Si todo esto es de influencia islámica, los temas con los que adornan sus templos son visigodos.

Las iglesias suelen ser de tamaño reducido aunque con estructuras complejas y con una gran variedad de plantas: de una o varias naves, de cruz griega o de planta basilical, etc. Los muros son muy gruesos porque tienen una función sustentante y en ellos se utilizan todo tipo de materiales: ladrillo, mampostería, sillares, dependiendo de las características de la zona.

Entre los edificios más importantes del arte mozárabe destacan la iglesia de Bobastro, templo rupestre del siglo IX labrado en un peñasco y la iglesia de Santa María de Melque en Toledo. Ambas muestran claramente la huella visigoda y muy poca influencia musulmana por lo temprano de su construcción. Pero la más importante es la iglesia de San Miguel de la Escalada, monasterio construido cerca de León hacia el siglo X por los monjes cordobeses huidos de la represión religiosa que surge con la llegada del Califato, con Abderramán III y con Almanzor. Estos monjes aprovecharon los restos de una antigua iglesia visigoda y este templo es una buena muestra de esa arquitectura de repoblación que va a extenderse por todo el noroeste: San Cebrian de Mazote en Valladolid, San Miguel de Celanova en Orense, Santo Tomás de las Ollas en Ponferrada o San Pedro de Lourosa en Portugal.

San Miguel de la Escalada destaca por su sencillez constructiva a base de modestas columnas corintias, arcos de herradura lisos y paredes lisas también. Domina la sensación de amplitud espacial gracias, entre otras cosas a su cubierta plana de madera. El espacio está compartimentado en tres volúmenes sucesivos y decrecientes: nave central, naves laterales más bajas (planta basilical) y un extraordinario pórtico lateral que se abre al exterior mediante una galería de arcos y columnas y al interior por una puerta que da acceso al crucero. Tiene un crucero inscrito en planta y tres ábsides de los cuales, el central está separado por la iconostasis preceptiva del rito mozárabe, formada por tres arcos de herradura.

Iglesia de San Miguel de Celanova  (Ourense, 2ª mitad del S. X)

 Es, a pesar de sus pequeñas dimensiones, el mejor exponente de la arquitectura gallega del S. X. Su superficie (menos de 22 m2) y su altura (no alcanza los 6 mts), no son propias de una iglesia monacal sino más bien de una capilla u oratorio privado, probablemente en relación con la figura de San Rosendo (907-977), uno de los personajes más importantes de la Galicia del siglo X, emparentado con los reyes leoneses fue obispo de Mondoñedo y Santiago y fundador del monasterio de Celanova del que llegaría a ser abad y al que se retiró en sus últimos días.

    No obstante su reducido tamaño, la calidad constructiva es excepcional; el aparejo de sillería asentada en seco, las cubriciones (bóveda de cañón en la nave,  nervada en el crucero y de cascarón gallonado en el ábside), el cuidado en las proporciones y en los elementos decorativos, etc. nos muestran un maestro de obras y un taller -probablemente mozárabes venidos del sur- conocedores del arte islámico.

La planta no es basilical, como en S. Miguel Escalada, sino una simplificación del tipo cruciforme que aparece en otros edificios de la época como la iglesia de Santiago de Peñalba (León). Consta de tres cuerpos (nave, crucero y ábside) a diferentes alturas aunque el protagonismo lo tiene el crucero central cubierto con una bóveda de aristas sobre arcos apeados en modillones de rollos reforzada en el exterior con contrafuertes. La nave, a la que se accede por una puerta lateral, se cubre con bóveda de cañón y es reducidísima, lo mismo que el ábside (rectangular al exterior y circular por el interior como es habitual en la arquitectura de repoblación), un verdadero mihrab que se abre al crucero por medio de un arco de herradura enmarcado por un alfiz.

Las influencias del arte califal son evidentes en las cubriciones, los arcos de herradura con alfiz y especialmente en los modillones de rollos que sostienen el alero del tejado del cuerpo central, claramente inspirados en prototipos de la mezquita cordobesa

3 La miniatura.

Por último hay que destacar la miniatura mozárabe por ser la transmisora de este arte desde época visigoda hasta el románico. Los monasterios mozárabes serán centros muy activos de miniaturistas entre los que destaca el Beato de Liébana y su comentario al Apocalipsis (Biblioteca Morgan de New York). La miniatura mozárabe se caracteriza por su cromatismo intenso y su expresionismo que puebla las ilustraciones con figuras fantásticas, alejadas del naturalismo clásico.


Especial selectividad: La Arquitectura Egipcia

 La importancia de la religión en la sociedad egipcia y sus creencias sobre la resurrección y la vida de ultratumba explican que la mayor parte de las manifestaciones de la arquitectura egipcia sean de tipo religioso: Templos y tumbas. Egipto es una civilización hidráuldica basada en la utilización del agua del Nilo y el control de sus crecidas anuales que permitió acumular grandes excedentes agrícolas y montar una próspera economía en la que el Faraón y los Templos son los dueños de la tierra que alquilan a los campesinos a cambio de una renta y de prestaciones en trabajo.

Tumbas: La religión egipcia cree en la existencia de una vida física en el Más Allá. Tras el viaje hacia el mundo de los muertos, el difunto será juzgado por Osiris que pesará sus obras buenas y malas permitiéndole o no acceder a la Resurrección. Para que ésta se produzca es necesario que el espíritu del difunto (ka) se una con su cuerpo (ba) o al menos con una imagen suya, de ahí la práctica de la momificación para conservar el cadaver y la costumbre de los retratos funerarios que funcionan como “Imágenes de sustitución”. 

 Hay tres grandes tipos de tumbas: los hipogeos (tumbas excavadas en la roca) eran las tumbas de los pobres aunque en algunas épocas sirvieron también, con mayores dimensiones, para la nobleza e incluso para los Faraones. Las mastabas (pirámides truncadas), fueron en principio las tumbas de nobles y Faraones aunque más tarde quedaron reservadas para la nobleza y el alto clero. Por último, las pirámides, son las tumbas de los Faraones y los miembros de la Casa Real.

Obras destacables de La Arquitectura Egipcia


Las pirámides

 Los arquitectos egipcios, desarrollaron la idea de la pirámide por medio de sucesivos tanteos. Partiendo de la mastaba y por medio de superposiciones (pirámide escalonada de Zoser) se llega a la pirámide perfecta (pirámide de Snefrú), alcanzándose el "clasicismo" durante la IV dinastía (ca. 2700 a.c.), con Keops y sus sucesores, Kefrén y Mikerinos, que levantan sus pirámides en Gizeh. 


Pirámide escalonada de Zoser en Sakkara (Imp. Antiguo, Imhotep, III D., ca. 2850 a.c.)

Construida por el arquitecto Imhotep, médico del faraón Zoser y el primer artista del cual conocemos el nombre, forma parte de un impresionante recinto funerario amurallado (550 x 280 mts.) que incluye templos y las tumbas del faraón y sus familiares. La pirámide que ideó Imhotep es de tipo escalonado (60 mts. de altura) y está compuesta por la superposición de cinco mastabas probablemente en un intento de diferenciar el status del faraón y de resaltar la construcción ya que de lo contrario esta no se vería, tapada por los muros que rodean el recinto. Su estructura escalonada es similar a la de los zigurat mesopotámicos aunque hoy se piensa que no existe relación entre ambas construcciones que se diferencian  por el material empleado (ladrillo en Mesopotamia y piedra en Egipto) y por la función a la que se destinan (templos los zigurats y tumbas las pirámides).


Pirámides de Gizeh: Keops, Kefrén y Mikerinos (Imp. Antiguo, IV D., ca. 2700 a.c.) 

Las pirámides de Gizeh suponen el afianzamiento pleno de una arquitectura basada en el poder absoluto del plano y de la forma abstracta. Las enormes masas de piedra, son tan sólo la cubierta exterior de una pequeña cámara sepulcral que había de alojarse en su interior. En la de Keops (230 mts. de lado y 146 mts de altura), la pirámide como tal se construyó sin titubeo alguno, al igual que el corredor de entrada en el lado norte, que se inclina hacia abajo de manera pronunciada, sin embargo, la disposición de la cámara sepulcral o funeraria sufrió por lo menos tres variaciones. En el primer proyecto, el mencionado corredor de entrada se prolongaba hasta unos 30 m por debajo del nivel de la base, terminando en una cámara, coincidente con la vertical del vértice de la pirámide, que jamás fue utilizada. En el segundo proyecto, la cámara se construyó en la masa del cuerpo piramidal al final de un pasadizo que, desde el corredor de entrada inicial, conducía hacia arriba para continuar luego, en horizontal, hasta aproximadamente el plano central. Esta segunda cámara fue también abandonada y sustituida por una tercera, emplazada a un nivel superior, desviada ligeramente hacia el sur, al final de la Gran Galería, y con techumbre protegida por cinco cámaras de descarga y una última bóveda a dos aguas.
Al sudoeste de la pirámide de Keops se levanta la mole, no menos impresionante de la pirámide de uno de sus hijos, Kefrén, alzada sobre un cuadrado de 210 m de lado y que alcanza una altura muy parecida a la de Keops (143,5 m); más al sur se alza la pirámide de Mikerinos, de dimensiones considerablemente menores (66,5 m. De altura y 108,5 m. de lado de la base). El conjunto de las tres grandes pirámides, con sus templos de los difuntos y sus Templos del Valle debió de ser considerado, por los propios egipcios, como algo excepcional que había que continuar e imitar. Así se hizo durante siglos, aunque sin alcanzar nunca la grandeza ni la monumentalidad del conjunto de Gizeh.
Desde la Antigüedad las pirámides han despertado la curiosidad de las gentes y han dado lugar a innumerables leyendas e interpretaciones, pero la primera de las cuestiones importantes a aclarar es su propia existencia material, el secreto de su construcción. ¿Cómo se construyeron las pirámides de Keops y de Kefrén?. Según Herodoto, la construcción de la pirámide de Keops duró treinta anos: diez años para la realización de la rampa  utilizada para el transporte de los materiales y otros veinte para la edificación de la pirámide, tarea en la que trabajaron unos l00.000 obreros durante tres meses al año.
  Si el cálculo de tiempo y de obreros es plausiblemente válido, la leyenda de las pirámides construidas por hordas de esclavos humillados parece fuera de toda verdad histórica; cabe pensar, por el contrario, que las masas de fellahs u obreros que trabajaron en las pirámides lo hacían en la creencia de que estaban participando en una labor de carácter sagrado, al igual que los obreros medievales que levantaban una catedral. Ello, sin embargo, no es óbice para que hubiese que vencer un sinnúmero de problemas técnicos, desde la preparación de los materiales hasta su transporte y colocación, y que se requiriese igualmente un gran es fuerzo en el plano organizativo. Algunos arqueólogos han pensado que un programa de tales características sólo era posible si existía una especie de empresa especializada dependiente del estado, con células técnico-administrativas muy cualificadas, capaces de organizar y dirigir masas de obreros no especializados. Hay que tener en cuenta que no sólo los problemas técnicos parecen en la actualidad enormemente complejos, sino también los meramente logísticos, como sostener y dar cobijo a tal cantidad de obreros, además de procurar el material y los útiles necesarios para la construcción. 

Una obra de semejante envergadura y tiempo de ejecución exigía formas de trabajo seguras, sin apenas titubeos, y para ello quizá resultaban insuficientes los planos y dibujos; W. Kozinski ha llegado a la conclusión de que los arquitectos de la pirámide de Keops no trabajaban exclusivamente con tales planos, sino con maquetas o modelos realizados a escala 1:10, es decir, con verdaderas pirámides (tres en total, cerca de la cara sur de la de Keops) que servirían de banco de pruebas para las soluciones definitivas. Pero la construcción de una pirámide tal vez no supone problemas o cuestiones meramente técnicos. Arqueólogos y arquitectos, astrónomos y astrólogos, matemáticos y toda clase de místicos y visionarios han intentado encontrar el significado de esas moles de piedra que se alzan desafiando la horizontalidad del desierto. Algunas no tienen fundamento alguno y no son más que fruto de la fantasía o del interés por encontrar justificación empírica a peregrinas teorías. Otras, sin embargo, parecen basarse en datos. En cualquier caso, hay dos posiciones fundamentales al respecto: la de los positivistas y la de los simbolistas. Los positivistas, afirman que  la concepción de la pirámide es únicamente el resultado de una suma de  tanteos de varias generaciones de arquitectos que alcanzan una forma arquitectónica perfecta, fruto también de la  posibilidades técnicas de un instante determinado. Las pirámides son tumbas y sólo tumbas.

 Los simbolistas, sin embargo, parten del criterio de que la forma e incluso, la técnica superan el mero ámbito de lo funcional para ser portadoras de significados de carácter simbólico. Uno de los primeros egiptólogos que afirmó que las pirámides eran algo más que una tumba fue Ernesto Schiaparelli (1884). A partir pequeños amuletos de forma piramidal hallados en los ajuares funerarios, asoció la pirámide al disco solar que surge entre dos montañas. Así pues, había que considerar a la pirámide en el seno de un marco más amplio de construcciones y de formas naturales. Una idea cuya evolución condujo a los obeliscos situados delante de los grandes templos, que extendía el inmediato culto al ka del rey muerto a otras divinidades de carácter solar, como el dios Ra y la diosa Hator.

 Schiaparelli, en esta interpretación, recogía el pasaje de Plinio en que éste afirma que los obeliscos eran rayos de sol petrificados, de modo que la idea generadora de un obelisco no sería una combinación casual de líneas geométricas, sino que representaría un haz de rayos solares que irradia desde la pequeña pirámide que constituye su extremo superior y que desciende verticalmente para dar calor y fertilidad a la tierra. Las pirámides serían, en consecuencia, tanto esas escaleras que permiten que los faraones asciendan a las regiones celestes como el símbolo de la energía que hace posible la existencia de la vida.


Los Templos


Los primeros tipos de templos aparecen junto a los recintos funerarios y se destinan al culto del faraón difunto, suelen ser de pequeñas dimensiones, arquitabados y sostenidos por pilastras. En principio constan de una sola sala pero, poco a poco, su estructura se complica adquiriendo una forma tripartita: un patio con columnas alrededor (sala hipetra), una gran sala columnada (sala hipóstila) y un santuario. Así como las pirámides son una creación del Imperio Antiguo repetida luego sin variaciones, los templos adquieren autonomía en el Imperio Medio y cristalizan en el Imperio Nuevo con la aparición de los pilonos, fachadas compuestas por dos grandes lienzos de muro con forma troncopiramidal. Además de los templos de Valle (como Luxor o Karnak) existen también templos rupestres, excavados en la ladera de una montaña, bien con parte construida al exterior como el de la reina Hatseput, bien totalmente labrados en la roca como el hipogeo de Ramses II en Abu-Simbel.

Complejo de Karnak (Imperio Nuevo, XVIII D.)

A diferencia de otros templos egipcios, construidos siguiendo un proyecto unitario, el templo de Karnak no es propiamente un templo sino un conjunto de construcciones religiosas levantado a lo largo de los siglos desde el Imperio Medio a la época romana, aunque su época de esplendor se sitúa en el Imperio Nuevo. Situado en la orilla del Nilo, en las cercanías del lugar donde se levantaba la antigua Tebas, se encuentra unido al vecino templo de Luxor por una avenida de esfinges de más de 3 Km., la llamada Avenida de Nectanebo, por la que se trasladaba la imagen de Amón a Luxor una vez al año. Dedicado al culto de la triada tebana (Montú/Amón/Mut) y conocido por los egipcios como el Ipet-isut ("el lugar preferido"), se compone de tres recintos independientes dedicados a cada una de las divinidades de la triada. 

El recinto principal dedicado a Amón-Ra  parece haber sido iniciado durante la XII dinastía (Tutmes I, Imperio Medio) pero fue reconstruido durante la XVIII (Seti I y Ramses II, sala hipóstila) y se le hicieron algunas adiciones posteriores (pilono exterior XXX D.) El templo de Amón propiamente dicho se orienta de Norte a Sur consta de tres pilonos que delimitan la sala hipetra (patio de columnas abierto), la sala hipóstila (columnas papiriformes) y el santuario, el acceso a cada una de las cuales estaba rígidamente jerarquizado. En la sala hipóstila, monumental y arquitrabada como toda la arquitectura egipcia, las columnas de la parte central son más altas formando una especie de nave principal de 24 mts de anchura que sirve de eje ordenador del templo. 

Esta elevación permitía abrir ventanas con celosías de piedra que proporcionaban una luz  difusa y tamizada. Sus dimensiones (102x50 mts.) y sus 136 columnas que llegan a los 3,50 mts de diámetro la convierten en la muestra más imponente que conservamos de la arquitectura no funeraria de los egipcios.